Quisiera una canción, de esas que escuchas y vuelves a vivir.
Quisiera un café, de los que bebes, te levantas y vuelves a seguir.
Quisiera un pastel, saborearlo poco a poco y disfrutar el fin.
Quisiera, sí, a ti, envuelto en una canción, en un sorbo de café o la cereza del pastel, pero al fin y al cabo a ti.