Un encuentro realmente sorprendente fue el que tuve ayer después del mediodía. Una visita rápida a un centro comercial del Distrito Federal se volvió en una de mis mejores experiencias y el final de una espera.
Durante mi camino en la plaza me topé con Susana Moscatel, una de mis periodistas favoritas y consentidas. Al verla a lo lejos, primero, creí que mi vista estaba fallando como siempre, luego pensé que eran alucinaciones mías, pero mientras más me acercaba mayor era mi sorpresa. Al estar 50 centímetros de ella pregunté perplejo: "¿Eres Susana Moscatel?". Ella se detuvo para responder un Sí. "¡DIOOOOOOOS! Y yo en estas fachas", grité en pensamiento.
¡OBVIO!, ella no me reconoció, lo deduje por el gesto que dibujó en su rostro, pero lo que no sabía es que yo soy sólo un fan. Su fan. No le dije mi nombre, me limité a decirle que soy un asiduo lector de su columna Estado Fallido que publica de lunes a viernes en el diario Milenio, que me fascina su escritura y que siempre tiene la razón (¡LITERAL!). Ella soltó una ligera risa y negó tener siempre la razón. Muy amable, de verdad.
Por culpa de los nervios que me invadieron en ese momento me fue imposible compartir que también soy periodista, precisamente de espectáculos, pero no tan bueno como ella, algo a lo que aspiro. Sincero. Susana Moscatel es el ejemplo que sigo para realizar el quehacer periodístico como se debe, con ética y pasión. Cada uno de sus comentarios, anotaciones y críticas me guían, sus dudas me hacen reflexionar y sus sarcasmos e ironías los disfruto al máximo. Ella es la mejor. Verdad de Dios.
Lo más probable es que si alguno de ustedes tuviera la oportunidad, suerte en mi caso, de encontrarse con esa persona que admiran profesionalmente aprovecharían la ocasión para poder entablar una leve conversación interesante, de realce, sin embargo, lo único que hice fue satisfacer la duda con la que desperté ese día.
A las nueve de la mañana recordé la columna de Moscatel del día miércoles, de título "Esa Espeluznante Honestidad", en la que aborda, principalmente, la controversia que se ha generado alrededor del comediante Ricky Gervais por sus atinadas críticas y burlas a algunos del gremio hollywoodense durante su participación como presentador de la ceremonia del Globo de Oro y hace el comparativo de lo que sería o pasaría si una personalidad mexicana se pitorreara en público, en cadena nacional, de los escándalos de la prensa rosa de nuestro país. En la parte final de la publicación, antes de llegar a las frases del día, Susana hace una reflexión sobre la promoción que Britney le dio a su reciente sencillo, el cual fue supuestamente filtrado un día antes de su estreno.
El problema fue que no entendí si Susana estaba de acuerdo o no con el engaño publicitario que usó la cantante, así que esa mañana decidí que en cuanto llegara a Cuernavaca checaría de nuevo la columna para satisfacer mi duda, porque lo más seguro es que no haya leído bien... Y así fue. Pero antes de llegar a mi casa tuve la suerte de coincidir con ella en la ciudad más grande del mundo, y después de tomarnos la foto me aclaró las ideas.
La espera por conocerla en persona terminó, ahora sueño con ser su compañero de trabajo, algo que quizá esté muy lejano de mi presente, pero no imposible. Me gusta pensar que el cielo es mi límite.
¡POR CIERTO!
A Susana Moscatel le gusta Hold It Against Me, de Britney, sólo que, como lo escribió en su columna, no sería padre que los artistas siguieran engañando a su público haciéndoles creer que se filtró su sencillo un día antes cuando ésa era la estrategia desde un principio.
A Susana Moscatel le gusta Hold It Against Me, de Britney, sólo que, como lo escribió en su columna, no sería padre que los artistas siguieran engañando a su público haciéndoles creer que se filtró su sencillo un día antes cuando ésa era la estrategia desde un principio.
¡DESTINO!
Hazme coincidir, ahora, con Álvaro Cueva.
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