diciembre 31, 2010

2010, GRACIAS

En estos últimos días he traído a mi mente cada uno de mis momentos en este año. Gracias a Dios, al destino o a mis padres tengo una memoria fotográfica, característica que en ocasiones llega a ser una de mis mejores cualidades, y en otras, mi mayor condena, por lo que puedo recordar con precisión mi andar en este 2010 que está a punto de marcharse.

Contrario a lo que se podría pensar, este año más que ser un mal año, fue todo lo contrario. Lo puedo definir como un 2010 lleno de oportunidades, bendiciones, alegrías, enseñanzas, mucho aprendizaje, ¡demasiado aprendizaje! Ha sido el año en que más cercano, más unido he estado a mi familia, a mí mismo y eso es motivo de rememorar.

Debo confesar que a diferencia con otros años, éste ha sido muy fácil de recordar. El 2010 lo puedo contar antes y después de julio, antes y después del 15, antes y después del miércoles. En el antes viví con la advertencia que se mantuvo latente, presente desde que corrió enero y se cumplió a los seis meses; después, con mi libertad, conmigo mismo, como digo, con "mi mismo". ¡Ja!

Llegué a enero de este 2010 sobreviviendo a mi primer maratón "Guadalupe-Reyes". Muchos de ustedes saben que en 2008 hice una promesa de sobriedad, pero eso no fue impedimento para festejar cada noche de diciembre-enero, cumplir antojitos, caprichos y salidas, demasiadas salidas, y agradezco a mi cuerpo que haya llegado entero a la meta... bueno, ni tan entero, pero sí vivo.

La otra parte que le faltaba a mi cuerpo, mi alma, pude reencontrarla en febrero, exactamente el 14, aunque por ahí juran y escriben que fue el 16 y que por eso soy el peor de todos. El encuentro fue de improviso, fue la necesidad, fueron las ganas, fue el sentimiento verdadero del corazón y con el corazón.

En marzo, sin que lo planeara, me llegó el momento para tomar mis primeras vacaciones desde que había ingresado a laborar en la empresa en la que estaba. Fueron siete días muy ricos, cinco de ellos llenos de risas, abrazos y besos, por aquello del reencuentro con mi alma. Disfruté de "Alicia en el País de las Maravillas" en 3D, de muchos cafés y donas, de muchas pláticas, de mucha música y de noches eternas.

Los 25 me llegaron en abril. (Bien hice en nacer una noche de abril. Un martes. Un 30. A las 20:30. ¡DIOOOS! Soy tan tauro. ¡Jajajajaja!) En este 2010 cumplí 25 años, "el cuarto de vida", y aunque no hubo un festejo especial, la vida y mi alma me dieron regalos muy especiales y también muchos girasoles. Tengo que confesarlo, los nervios me invadieron y el revoloteo en el estómago se hizo presente cuando vi ese ramo de girasoles en mi trabajo como obsequio por mi nacimiento. En un momento me sentí como obligado a dar una explicación de tal detalle. Qué tonto.


Los días de mayo y junio transcurrieron lentos, pesados, sorpresivos. Cada día era pasmoso, así llegaba, con desconcierto, y el ánimo inquieto y desmotivado. Al siguiente mes se decidió que mi relación laboral con la empresa en la que me desarrollé profesionalmente en los últimos tres años tenía que llegar a su fin... y así fue. No lo voy a negar, dolió. Al principio sentí culpa, después la rabia me invadió, ahora puedo compartir que fue lo mejor, como en toda relación.

¿Cuál fue mi error? No ser quien no soy. Jamás me avergonzaré de ser quien soy.

Después del antes el recuento del año es más fácil y mucho más rápido. Recordé lo que es disfrutar de una rica comida sin la presión del tiempo y la obligación y pude concentrarme en un proyecto que dejé inconcluso hace cuatro años. A lo único que me entregué en los siguientes meses fue a la investigación y elaboración de mi tesis, una experiencia que jamás pensé que fuera tan satisfactoria. Verla hecha y empastada me hace sentir la misma alegría y el mismo orgullo que me invadieron el día que tomaron la foto de graduación de la universidad. Sin duda, el mejor regalo que me deja el 2010.


Un montón de posibilidades siento cerca de mí, tengo sueños, tengo anhelos, y lo más importante, tengo fe en que 2011 será el inicio de mi camino para cumplir mis propósitos y metas. Y contrario a muchos, no quiero olvidar este año porque, como reza la canción, me ha dejado cosas muy buenas.

Quiero dar gracias a la vida, que también me ha dado tanto. Quiero dar gracias a Dios, a la Virgen María y a San Judas Tadeo por escuchar mis plegarias. A mis padres, que siempre están a mi lado, que no me dejan, no me sueltan. Gracias a ellos por haber sido mi ancla cuando tuve que brincar del barco, por confiar y creer en mí y tratarme como lo que soy: el consentido de la familia. ¡Jajajajaja! También gracias a mis amigos, por estar, y gracias a mi alma, por complementar la mía.

Les deseo a cada uno de ustedes un feliz año nuevo, que sea próspero, que venga lleno de amor, de mucha salud y también de muy buena salud, que colme su hogar de bendiciones, alegrías y éxitos. Recuerden que el mejor motor es la fe. No olviden que el cielo es el límite.

diciembre 30, 2010

24 Horas

Siempre me habían dicho que no escupiera al cielo porque en la cara me caería. No me da pena alguna escribir y aceptar que hoy me he bañado en mi propia saliva.


Desde que David Bisbal saltó a la escena pública, en 2002 con su "Ave María", su música no había llamado tanto mi atención como ahora. Debo reconocer que, aparte de que sus canciones no me iban, no podía con su imagen física. Es una historia que ya no contaré porque dejó de ser tema de conversación. Su importancia la ha perdido.


Fue en la semana pasada cuando, navegando por internet, me di cuenta que Bisbal grabó un tema con Espinoza Paz, este joven compositor de música regional mexicana que ha logrado colar sus letras en discos de artistas como Thalía, además de tener un buen archivo de canciones grabado por varias bandas gruperas.


Una de ellas es la de "24 Horas", que ha hecho que mi iPod reproduzca un tema de David. La gente que me conoce sabe que una de mis pasiones es la música, en especial, el género pop, y me gusta ser testigo de cómo este fenómeno evoluciona con el paso del tiempo, y mira que he visto demasiados cambios en dos décadas. Me permito escuchar cada propuesta, y si es buena, bajo mi consideración, dejo maravillarme, cantar, bailar y emocionarme a su son.


La razón por la que busqué el tema es que "24 Horas" es autoría de Espinoza Paz, y su trabajo, hasta ahora, me ha gustado, me ha dolido, lo he vivido y lo tomo como garantía de éxito en la música. Vean a Thalía y "El Próximo Viernes"; Cuisillos y "Mil Heridas"; La Arrolladora Banda El Limón con "Sobre Mis Pies" y "Más Adelante"; Jenni Rivera y su gran éxito "Inolvidable" o el fallecido Sergio Vega, que le grabó "Necesito Dueña" y "Mi Buen Amante". Todos ellos llegaron a la cúspide de las listas de popularidad con esas canciones y deseo que así le vaya a Bisbal con su nuevo sencillo.

"24 Horas", corte que se desprende del cuarto disco de estudio del español, "Sin Mirar Atrás" (2009), es una súplica de amor con letra sincera, directa, de entrega, con alto grado de sensibilidad y sin reservas, envuenta en una melodía coqueta con un toque de complicidad.


Aunque entre sus palabras hay un ser arrepentido y hundido en una considerable tristeza, su música te mueve y te roba una sonrisa. Puedo asegurar que a esa persona que tiene miedo a un rechazo le inyecta una dosis de valor para ir en busca de un eterno "Sí". Eso en su versión pop, porque ya sabes que la mercadotecnia es grande y ambiciosa y el mexicano todo lo convierte en duranguense, así que hay balada y versión banda.


Bien empapado por culpa de mis prejuicios, recomiendo que escuches el tema. Juré que nunca me gustaría cualquier cosa cantada por David Bisbal, pero heme aquí, en mi "cama", escribiendo este post mientras escucho una y otra vez su canción.


febrero 08, 2010

Hermano

Hoy he vivido uno de esos momentos en los que nunca pensé ni añoré. Me siento bendecido y es tanta la alegría que siente mi corazón que no puedo explicarlo.

Hace un par de semanas, en un domingo de descanso, me encontré con una carta que llenó mi alma. En ella hay palabras sinceras escritas con un corazón triste, arrepentido, con muchas ganas de enmendarse, de poder rescatar el tiempo y empezar de nuevo.

Después de cinco años de silencio, hoy pude hablar con mi hermano y pude decirle lo mucho que lo quiero y lo bien que me hizo leer su carta. Hoy pude decirle que no soy malo, que no he matado a nadie, que soy, con todos los defectos, con muchas virtudes, con un corazón que es feliz con un hombre en él.

Hoy pude escuchar que me quiere, que me apoya, que soy su hermano y que no tiene nada que reclamarme. Hoy no me importa su lejanía, hoy me alegra su regreso, su abrazo, su mano en mi espalda mientras caminábamos y escuchaba mi historia.

Te quiero, hermano.